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Diamantes
GIA vs IGI

Por primera vez en la historia, al menos de manera seria, la GIA se adentra en el mercado para certificar la ausencia de color (blanco) en los diamantes de laboratorio empleando la misma metodología y estándares que emplean para los diamantes procedentes de minería. En este artículo, vamos a explicar lo que esto significa para ti, el consumidor final, así como para el mercado global de los diamantes fabricados por el hombre. Igualmente, hablaremos sobre el sinuoso camino que la GIA ha seguido hasta dar este paso.

LA HISTORIA DE LA GIA CON LOS DIAMANTES CULTIVADOS EN LABORATORIO

La historia de la GIA con los diamantes sintéticos está llena de rodeos y cambios de dirección, por lo que es, cuanto menos, muy interesante. La GIA (Instituto Gemológico de los Estados Unidos) fue una de las instituciones pioneras a la hora de reconocer a los diamantes artificiales y uno de los primeros laboratorios en certificarlos. Cabe destacar que en aquella época, hace unos 20 años, los diamantes fabricados por el hombre tenían casi todos una tonalidad amarilla, por lo que se consideraban inferiores a los diamantes procedentes de minería.

Sin embargo, la industria se vio sometida a una transformación radical hace tan sólo 4 años cuando se obtuvieron en un laboratorio los primeros diamantes blancos. Con la mayor exposición y proliferación de los diamantes cultivados en laboratorio la GIA, una de las pioneras en aceptar a los diamantes cultivados en laboratorio, se encontraba en una posición envidiable para expandir su negocio de certificación de manera rápida y con mínimo esfuerzo y sacar el máximo provecho del revuelo. Sin embargo, y de manera inexplicada, hicieron lo contrario. Dejaron de certificar por completo estos nuevos diamantes blancos creados por el hombre. Los expertos de la industria del diamante condenaron y debatieron ampliamente esta extraña conducta. Como nosotros, intentaban encontrarle el sentido al misterioso razonamiento tras una decisión que parecía ser completamente autodestructiva.

La principal teoría, y con la que la mayoría está de acuerdo, era que De Beers, supuestamente, habría presionado a la GIA para frenar la certificación de los nuevos diamantes creados en laboratorio que eran ahora idénticos a los procedentes de minería.

No se puede subestimar la influencia de De Beers en la GIA. Para aquellos que no lo sepan, De Beers es grupo de empresas natural de Sudáfrica dedicado a la venta de diamantes. Tiene presencia mundial y es al que se le atribuye haber convertido a los diamantes en lo que son hoy en día. De Beers fue el pionero en transformar el papel del diamante en nuestra sociedad: hicieron que pasara de simplemente ser una piedra preciosa a convertirse en la compra obligatoria para anillos de compromiso y boda en todo el mundo. Acuñaron y promocionaron la hoy tan famosa frase «Un diamante es para siempre». Se adentraron así en el tejido social y cambiaron la manera en la que se percibe el amor y el romanticismo. Tuvieron un éxito desorbitado, dominaron el mercado rápidamente y establecieron un monopolio casi total del suministro mundial de los diamantes y, en consecuencia, de su precio.

Ahora que te has hecho una idea del poder e influencia que De Beers ejerció en la industria del diamante, déjanos volver a analizar la conexión entre ellos y la GIA. A mediados de 2019, la GIA anunció que para finales de aquel año empezaría a certificar de nuevo todos los diamantes cultivados en laboratorio, incluyendo piedras incoloras. La industria acogió la noticia con los brazos abiertos, ya que esto indicaba que la presencia de los diamantes cultivados en laboratorio era ahora demasiado notable como para ignorarlos, incluso por aquellos que estuvieran en contra de ellos.

Sin embargo, para decepción de todos, la GIA acabó empleando -sospechosamente- un método diferente de graduación para certificar los diamantes cultivados en laboratorio, el cual estaba concebido de manera injusta para devaluar los diamantes cultivados en laboratorio. Este favoritismo tan descarado por parte de una institución que una vez gozó gran prestigio hizo crecer la sospecha, generalmente aceptada, de que, una vez más, De Beers estaba presionando para intentar parar el auge de los diamantes fabricados por el hombre en un intento de proteger su monopolio.

Por primera vez en la historia, al menos de manera seria, la GIA se adentra en el mercado para certificar la ausencia de color (blanco) en los diamantes de laboratorio empleando la misma metodología y estándares que emplean para los diamantes procedentes de minería. En este artículo, vamos a explicar lo que esto significa para ti, el consumidor final, así como para el mercado global de los diamantes fabricados por el hombre. Igualmente, hablaremos sobre el sinuoso camino que la GIA ha seguido hasta dar este paso.

LA HISTORIA DE LA GIA CON LOS DIAMANTES CULTIVADOS EN LABORATORIO

La historia de la GIA con los diamantes sintéticos está llena de rodeos y cambios de dirección, por lo que es, cuanto menos, muy interesante. La GIA (Instituto Gemológico de los Estados Unidos) fue una de las instituciones pioneras a la hora de reconocer a los diamantes artificiales y uno de los primeros laboratorios en certificarlos. Cabe destacar que en aquella época, hace unos 20 años, los diamantes fabricados por el hombre tenían casi todos una tonalidad amarilla, por lo que se consideraban inferiores a los diamantes procedentes de minería.

Sin embargo, la industria se vio sometida a una transformación radical hace tan sólo 4 años cuando se obtuvieron en un laboratorio los primeros diamantes blancos. Con la mayor exposición y proliferación de los diamantes cultivados en laboratorio la GIA, una de las pioneras en aceptar a los diamantes cultivados en laboratorio, se encontraba en una posición envidiable para expandir su negocio de certificación de manera rápida y con mínimo esfuerzo y sacar el máximo provecho del revuelo. Sin embargo, y de manera inexplicada, hicieron lo contrario. Dejaron de certificar por completo estos nuevos diamantes blancos creados por el hombre. Los expertos de la industria del diamante condenaron y debatieron ampliamente esta extraña conducta. Como nosotros, intentaban encontrarle el sentido al misterioso razonamiento tras una decisión que parecía ser completamente autodestructiva.

La principal teoría, y con la que la mayoría está de acuerdo, era que De Beers, supuestamente, habría presionado a la GIA para frenar la certificación de los nuevos diamantes creados en laboratorio que eran ahora idénticos a los procedentes de minería.

No se puede subestimar la influencia de De Beers en la GIA. Para aquellos que no lo sepan, De Beers es grupo de empresas natural de Sudáfrica dedicado a la venta de diamantes. Tiene presencia mundial y es al que se le atribuye haber convertido a los diamantes en lo que son hoy en día. De Beers fue el pionero en transformar el papel del diamante en nuestra sociedad: hicieron que pasara de simplemente ser una piedra preciosa a convertirse en la compra obligatoria para anillos de compromiso y boda en todo el mundo. Acuñaron y promocionaron la hoy tan famosa frase «Un diamante es para siempre». Se adentraron así en el tejido social y cambiaron la manera en la que se percibe el amor y el romanticismo. Tuvieron un éxito desorbitado, dominaron el mercado rápidamente y establecieron un monopolio casi total del suministro mundial de los diamantes y, en consecuencia, de su precio.

Ahora que te has hecho una idea del poder e influencia que De Beers ejerció en la industria del diamante, déjanos volver a analizar la conexión entre ellos y la GIA. A mediados de 2019, la GIA anunció que para finales de aquel año empezaría a certificar de nuevo todos los diamantes cultivados en laboratorio, incluyendo piedras incoloras. La industria acogió la noticia con los brazos abiertos, ya que esto indicaba que la presencia de los diamantes cultivados en laboratorio era ahora demasiado notable como para ignorarlos, incluso por aquellos que estuvieran en contra de ellos.

Sin embargo, para decepción de todos, la GIA acabó empleando -sospechosamente- un método diferente de graduación para certificar los diamantes cultivados en laboratorio, el cual estaba concebido de manera injusta para devaluar los diamantes cultivados en laboratorio. Este favoritismo tan descarado por parte de una institución que una vez gozó gran prestigio hizo crecer la sospecha, generalmente aceptada, de que, una vez más, De Beers estaba presionando para intentar parar el auge de los diamantes fabricados por el hombre en un intento de proteger su monopolio.

¡SI NO PUEDES VENCERLOS, ÚNETE A ELLOS!

Por suerte para los consumidores y para el medio ambiente, la guerra librada por la unión de la GIA y De Beers en contra de los diamantes cultivados en laboratorio por fin ha llegado a su fin. Y no son otros que los diamantes cultivados en laboratorio los claros vencedores. Cuando se escribió este artículo, la GIA había finalmente comenzado a ceder y a aplicar los mismos estándares de graduación para tanto los diamantes fabricados por el hombre como los procedentes de minería. Este hecho está considerado por la mayor parte de la industria como un hito de gran relevancia, ya que significa que por fin se acepta que el diamante cultivado en laboratorio es, fundamentalmente, lo mismo que el diamante procedente de minería: la brecha por fin se ha cerrado y la industria del diamante puede volver a seguir hacia adelante.

A pesar de que la GIA ha vuelto a adentrarse en este lucrativo ámbito, la mayor parte de la industria tiene la impresión de que es un poco tarde, ya que su indecisión y actitud antagónica inicial ha permitido a su competidora, la IGI, acaparar sin obstáculos el mercado de certificación de diamantes. Y, por lo tanto, convirtiéndose así en el líder. La GIA se enfrentará ahora a una ardua batalla para reclamar su corona, pero sólo con el paso del tiempo veremos si tiene éxito.

VENTAJAS Y DESVENTAJAS DE LA GIA

Por desgracia para los consumidores, las piedras certificadas por la GIA tienen un precio superior, por múltiples razones. En primer lugar, sus costes de certificación son mucho mayores que los de la IGI. Además, la GIA tiene menos oficinas globales que la IGI, por lo que, logísticamente, adquirir una piedra certificada por la GIA es una tarea costosa, tanto en tiempo como en dinero. Aún más, la mayoría de laboratorios de la GIA sólo certifican diamantes de hasta un tamaño concreto. Por ejemplo, la oficina de Hong Kong no certifica diamantes de un peso mayor a 2 ct, lo que hace que sean los laboratorios de Estados Unidos los únicos que trabajen con piedras grandes. En lo que respecta a los tiempos de certificación, esto es algo que debemos tener aún más en cuenta, ya que la GIA tarda alrededor de UN MES en certificar una piedra, mientras que la IGI tarda únicamente unos pocos DÍAS. A esto no ayuda el hecho de que la GIA sea más estricta en la graduación que la IGI.

Teniendo todo esto en cuenta, es inevitable que, a pesar de todo lo que intentemos minimizar los costes que nuestros consumidores asumen, las piedras certificadas por la GIA tendrán aún un precio un 10-15% superior que sus equivalentes certificadas por la IGI.

Desventajas: Las piedras certificadas por la GIA tendrán un precio un 10-15% más elevado.

EL GANADOR ES EL MERCADO

A pesar de todo este drama e intriga de los recovecos de la industria, está claro que el verdadero ganador es el mercado de los diamantes cultivados en laboratorio y, en consecuencia, los consumidores finales como tú. Que la GIA se haya adentrado por fin en el mercado valida, de forma concluyente, la legitimidad y calidad de los diamantes fabricados por el hombre. Esto pone punto final a cualquier acusación sin fundamento difundida por la industria minera acerca de la durabilidad, color y eternidad de los diamantes cultivados en laboratorio.

¿QUÉ DEBERÍA COMPRAR, GIA O IGI?

Aunque ambos laboratorios científicos son fiables, creemos que hoy en día, por lo general, lo mejor al adquirir un diamante cultivado en laboratorio es optar por una piedra certificada por la IGI. El coste menor de un diamante certificado por la IGI supera cualquier otra ventaja que un certificado de la GIA pueda tener. Otra ventaja que la IGI tiene sobre la GIA es que, debido a que se adentraron antes en el sector, la IGI se ha convertido en el principal actor y se ha establecido como el laboratorio favorito para la mayor parte de la industria del diamante. Desafortunadamente para la GIA, haber sucumbido a De Beers y atrincherarse con la industria de los diamantes procedentes de minería tiene consecuencias, las cuales están sufriendo ahora. Sin embargo, podría ser que la GIA recuperase su hegemonía en la industria de certificación del diamante, pero para los expertos esto sería una posibilidad muy remota, una utopía a lo sumo.

Verdadero: La IGI es el laboratorio más popular y con mayor preponderancia en el mundo a la hora de certificar diamantes cultivados en laboratorio.

Verdadero: La GIA es el laboratorio más popular y con mayor preponderancia en el mundo a la hora de certificar diamantes procedentes de minería.

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